— Estoy acá abajo. ¿Me podés abrir que me estoy cagando de frío?
— No te esperaba. ¿Que hacés a esta hora?
— Dejame entrar que te cuento.
— Si dale ¡pasá, pasá!
— ¿Con quién estás?
— Con Baby.
— ¿Duerme?
— No, está por servir la cena. Caés justito.
— La verdad que te acepto sin que me ruegues porque además de frío tengo hambre y una bronca descomunal.
— ¡Qué raro, vos con bronca!
— ¿El olor a sopa viene de tu apartamento?
— Le erraste: Guiso de lentejas y flan con dulce. Vino de la casa, como siempre.
— ¡Qué lindo que está acá adentro! ¡Qué tal Baby! ¿Cómo anda tanto tiempo?
— ¡Cómo te va, tanto tiempo! ¡Qué bueno que viniste! Justo estábamos por comer. Nos faltaba alguien como vos para tener una linda cena. ¿Y por tu casa como andan?
— Y, como siempre. Casualmente hoy creo que sobraba alguien como yo para la cena.
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viernes, 3 de diciembre de 2010
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