viernes, 3 de diciembre de 2010

Vino de la casa

— Estoy acá abajo. ¿Me podés abrir que me estoy cagando de frío?

— No te esperaba. ¿Que hacés a esta hora?

— Dejame entrar que te cuento.

— Si dale ¡pasá, pasá!

— ¿Con quién estás?

— Con Baby.

— ¿Duerme?

— No, está por servir la cena. Caés justito.

— La verdad que te acepto sin que me ruegues porque además de frío tengo hambre y una bronca descomunal.

— ¡Qué raro, vos con bronca!

— ¿El olor a sopa viene de tu apartamento?

— Le erraste: Guiso de lentejas y flan con dulce. Vino de la casa, como siempre.

— ¡Qué lindo que está acá adentro! ¡Qué tal Baby! ¿Cómo anda tanto tiempo?

— ¡Cómo te va, tanto tiempo! ¡Qué bueno que viniste! Justo estábamos por comer. Nos faltaba alguien como vos para tener una linda cena. ¿Y por tu casa como andan?

— Y, como siempre. Casualmente hoy creo que sobraba alguien como yo para la cena.

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