lunes, 9 de junio de 2014

Estoy hecha por él


María Laura — Volvió a golpearme. Esta vez me golpeó en el hombro y cuando corrí me dio un tremendo puntapié en el culo que me levantó un poco del suelo.

Me encerré en el baño como siempre. Me dolía hasta donde no me había pegado y el me gritaba lo mismo de siempre, que soy una indolente, inservible, incapaz, mala cocinera.

Quería dejar de llorar para no darle el gusto pero no podía. Sus gritos me provocaban más dolor que sus golpes.

Por suerte los niños no estaban y mi madre está tan sorda que nunca se entera de lo que me pasa. Siempre está encerrada en su dormitorio y sólo sale para comer y para cobrar la pensión.

A veces creo que él tiene razón aunque no debería pegarme como me pega. Hace meses que casi no dialogamos. Cada vez que algo no le gusta, se produce el terremoto. Esta vez me olvidé de ponerle un algo de azúcar a la salsa de tomate, la encontró un poco ácida y se puso furioso.

Tengo tanto miedo con cada cosa que hago, que me desconcentro y cometo un error tras otro.

Era un buen hombre, los hijos lo adoran, trata bien a mi mamá, no nos deja faltar nada. Por suerte nunca me pegó en la cara.

Analista — ¿Qué piensa hacer?

María Laura — No sé. ......... Lo único que tengo seguro es que no haría nada por dejarlo. ¿Le parece raro verdad? Sin embargo no lo es tanto.

Después de que se producen escenas como la de esta mañana, él nunca se arrepiente y por supuesto tampoco se disculpa.

Seguramente, mañana o pasado, llegará cuando los niños estén en el colegio, me llevará al dormitorio como si yo fuera una prostituta, me ordenará que me desnude y me obligará a tener el sexo más brutal que usted pueda imaginarse. Mi cuerpo se transforma, parece que se dilatara, los senos se me endurecen, la lubricación vaginal llega a mojar la sábana, me besa con tanto ardor como cuando éramos novios, su pene parece óseo y está tanto rato penetrándome por la vagina y por el ano, que me provoca muchísimos orgasmos o uno solo interminable. Siento vértigo y a veces me desmayo por algunos segundos.

Él me hace sentir hembra y eso no lo perdería por nada del mundo.

Analista — Dejemos por acá.