domingo, 25 de diciembre de 2011

Morosidad terráquea

Hace un tiempo yo les contaba que recalo a diario en un boliche (Bar mixto El Crujido – Carreras Nacionales esquina Emilio Zola) único en su especie por su gente, porque ahí se reúnen parroquianos y un gato dormilón, todos ellos con elevadísimos logros filosóficos y bajísimos perfiles.

Por ejemplo, a ninguno de ahí se le ocurre hablar de sí mismo en tercera persona del plural. Esa locura no tendría cabida. Cuando alguien dice «nosotros», seguro que se refiere a él y a alguien más, pero jamás a él solo.

En realidad debo rectificarme porque hacía semanas que no iba y justo ayer no aguanté más la abstinencia ... de filosofía, de gente brillante, de esa exquisita locuacidad de pocas palabras, de largos silencios llenos de contenido y meditación. Hay veces que sólo se escucha el ronroneo del gato (si la heladera está apagada, claro).

Estábamos en plena meditación independiente cuando el Gordo Calvo largó:

— Vieron que a la morosidad no la para ni Cristo, ¿no?

Paulatinamente la gente empezó la operación retorno, muy lentamente, mirándolo fijo al Gordo como si fuera un faro que orienta al navegante. El quiosquero disimuló el estupor sirviéndose un poco más de cerveza tibia; Gladys modificó el cruce de piernas; Cacho Gómez se miró la punta de los zapatos como si nunca hubieran estado ahí; el bolichero aprovechó para secar un poco más el mármol del mostrador, con una rejilla que le salió muy buena porque lleva años de uso.

— Hasta el Pepe Mujica no sabe para dónde agarrar —continuó Calvo (Pepe Mujica es un carismático operador político en Uruguay-2006).

La hermana más chica de Gladys, que se electriza por participar y demostrarle a todo el mundo que la inteligencia es de familia, dijo:

— Y, desde que el mundo es mundo, nadie quiere devolver lo que recibió prestado...

A Estercita le volvió el alma al cuerpo porque cuando Gladys no se encrespa con sus intervenciones, es porque las ratifica.

— ¡Y si! —dije yo como forma de expresar cuánto me gustan las ganas que tiene la gurisa de superarse.

— La cosa tiene raíces muy profundas pero sencillas a la vez —arrancó Gladys, restregándose ambas manos entre las rodillas como si tuviera frío. —Yo estaba calculando que un individuo a los 15 años ya está pronto para reproducirse, o sea que si tiene un hijo, en otros 15 años ya puede ser abuelo. Entonces, alguien con 30 años ya hizo todo lo que tenía que hacer. Como el cuerpo de uno está compuesto por materiales que son del planeta, a esa edad se nos vencería el vale y habría que pagarlo, para lo cual primero hay que morirse. Por culpa de la morosidad, así estamos ¡llenos de viejos!

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martes, 6 de diciembre de 2011

Aborto a bordo

Querido papá:

Espero que al recibo de la presente te encuentres bien. Yo la voy llevando y no me puedo quejar. Las cosas acá son diferentes a lo que yo estaba acostumbrado, pero como siempre me lo dijiste «Si otros pueden, ¿por qué no vas a poder vos?».

Las dificultades de adaptación me desvelan y paso muchas horas tirado en la cama mirando el techo y tratando de entender por qué todo se me hace tan difícil. Inevitablemente busco causas, culpables, responsabilidades, errores.

Siempre tuve una vida muy cómoda cuando vivía con ustedes y vos te hacías cargo de todo lo que mamá y yo necesitábamos. Nunca me faltó nada. Hasta me pasaste el auto cuando te compraste uno nuevo porque el concesionario te lo tomaba por muy poco dinero. Mi popularidad entre mis amigos subió mucho con ese auto porque era mejor que el de sus propias familias. Creo que a Margarita la conquisté gracias a él ... a vos, debería decir en realidad.

El otro día, hablando con una compañera de facultad, me decía que por mis argumentos sobre ecología filosófica le vinieron ganas de soltar el zorzal que tienen en la casa pero que se arrepintió porque la madre le dijo que por haberse criado en cautiverio no llegaría a la noche sin que algún gato se lo comiera.

Las meditaciones de esta madrugada me llevaron a compararme con ese pobre zorzal, que canta como Gardel pero que probablemente sea su forma de gritar por una libertad que los humanos no queremos darle para hacerle un bien.

Sería muy ingrato de mi parte decir que fuiste demasiado bueno conmigo y que me convertiste en un inútil por no privarme de nada. Pero debo confesarte que tu bondad la estoy sintiendo como un error garrafal que, si algún día soy capaz de tener un hijo, trataría de no repetir.

Con el profesor de Arte Azteca nos llevamos muy bien y hablamos mucho. Cuando le contaba esta especie de ingratitud que tengo hacia vos y que tanto me mortifica, él me decía que a veces sucede que los padres, no es que sean tan buenos como parecen, sino que anulan a los hijos con su generosidad como forma de sacarse de encima a quienes algún día pueden disputarle su poder familiar.

Algo parecido creo que pasó con mamá, porque ella me ha insinuado que se siente atrapada en una especie de chantaje porque no deja de ser un triste satélite tuyo y no tiene ni argumentos ni voluntad para salir de esa condición. Nunca me lo dijo con esas palabras —y te pido que por favor no se lo preguntes—, pero ahora que estoy lejos de ustedes comprendo mejor su tristeza, desgano y sobrepeso.

Siempre estuviste acostumbrado a mandar y a que te obedeciéramos. Tu generosidad funciona como una varita mágica que nos maneja a todos como si fuéramos marionetas.

Es insólito que me esté quejando de algo que tantos hijos desearían para sí, pero después de darle muchas vueltas al asunto, estoy bastante seguro que mis bajas notas en todas las asignaturas que me exigen creatividad, pueden estar motivadas porque «gracias a vos no necesito nada», lo cual, aunque parezca disparatado, equivale a funcionar como un cadáver.

Cambiando de tema, sabés que quizá te tenga que pedir una remesa especial porque Margarita tiene un atraso de tres semanas y ya acordamos que este tampoco lo queremos tener. Después te digo cuánto me tenés que mandar.

Un beso de tu mejor (y único) hijo.

Tola

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lunes, 7 de noviembre de 2011

Diálogo lunfardo

— Che, Ramírez, ¿vos atendiste la reclamación del ponja?

— Sí ¿por?

— Lo tengo en el teléfono re-calentito porque todavía no le hicimos el cambio de la merca jodida. A parte de mandarlo a cagar, ¿qué otra cosa le digo?

— ¡Uh, me la morfé! No sé. Metele cualquier paco y que se vaya a la puta que lo parió. De parte de un servidor.

— Señor Takana, el encargado de expedición me informa que hubo un inconveniente con el camión que atiende su zona y que esta tarde sin falta le estamos haciendo el cambio que usted nos solicitó. El vendedor me dice que le pida mil disculpas por las molestias. ... Bueno, si, muy amable de su parte... sí, quédese tranquilo que no volverá a suceder; tuvimos mala suerte. Cómo no... se lo voy a trasmitir. Un placer señor Takana y siempre a las órdenes, eh. Buenos días. Ramírez, dice el ponja que te vaya a la concha de tu helmana. ¿Vos andás medio ido no? ¿Te pasa algo?

— No te imaginás el bolonqui que tengo en mi casa. La yegua de mi mujer se levantó en armas y me está haciendo la guerra en varios frentes. ¿Podés creer?

— ¡Qué cagada! ¡Justo contigo que sos un santo varón! ¿Ahora que reclama esa reventada?

— Vos sabés que un poco de razón debe tener porque hasta mi vieja está de parte de ella. Yo me opongo a que salga a trabajar y a que se junte con unas imbéciles que tiene por amigas, que lo único que hacen es calentarle la cabeza y cada vez que se hablan me hace la vida imposible.

— ¿Y por qué no querés que labure? El sueldo que tenemos acá es de ministro pero igual, no sé, la plata nunca sobra. Algo que pueda arrimar para parar la olla nunca viene mal.

— No me animo a decirle el motivo, pero a vos que sos mi amigo te lo puedo decir. ¡La gallega está buenísima! ¡Es un polvo caminando! Tengo miedo que me soplen la dama. ¡No sabés lo que es esa mina cuando se calienta! ¡Me vuelve loco, Juan! Si algún día me deja por otro, te juro que me mato.

— Si, la verdá que entre la gallega y la buzarda de un pelado como vos, ¡vas muerto! ¿Y en que anda la cosa?

— ¡Me tiene contra las cuerdas! Fijate que empezó una huelga de hambre. ¡Si: no pongas esa cara! Hace tres días que sólo toma agua, y la madre la hace revisar por un médico de la familia. Dice que si no cedo, se deja morir. ¿Te das cuenta, Juan? Tengo miedo que me deje por otro (comienza a sonar el teléfono) y resulta que capaz que se me muere la hija de puta.

— Pero sos un jilguero Ramírez. Está haciendo régimen porque se viene el verano. Esta mina te tomó los puntos y vos entraste como un caballo.

— No. Ahora el equivocado sos vos. Yo la conozco. Esto no es joda. ¡Se me muere la gallega!

— ¡Para mi que vos estás medio loco! ¿Qué querés que te diga? ¿Por qué no arreglás una salida negociada? Ponele: que se consiga un laburo que a vos no te ponga nervioso, buscale la vuelta para que a las amigas las vea lo menos posible y vos bajá un poco la panza de mierda esa que tenés. ¡Hola! A sí señor Takana, ya está saliendo lo suyo. ... ¿Cómo? ¡Qué raro! Bueno, está bien, está bien. Muy bien. Bueno, ¡cómo no! Buenas tardes. Vo, Ramírez, el ponja dice que hace dos días que recibió lo que estaba reclamando, pero que de todos modos es una vergüenza que yo le haya mentido. ¡Arreglá el fato ese que tenés con la anorésica de tu mujer que hasta yo estoy quedando como un pelotudo!

Nota: La imagen es una escena de la película El secreto de sus ojos, actuada por Ricardo Darín (izquierda) y Guillermo Francella (derecha).

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viernes, 7 de octubre de 2011

Un detalle pendiente

Soy fruto de la violencia, el agradecimiento y el frío de Nueva Jersey. Hace 31 años el bestia de mi padre seguramente agarró a mi madre chicana por el pelo, en un gélido enero, quizá con alguna ventana sin vidrio, y le fecundó un varoncito que hoy anda rodando por el mundo, maldiciendo aquella fertilidad que tantas envidian.

Ella se tuvo que casar perseguida por migración y luego le pagó el favor al gringo durante años, con una sumisión perruna.

Gordo inmundo, bebía, gritaba, transpiraba, hedía, tiranizaba y cultivaba primorosamente mi odio hacia la especie.

El abuelo mejicano también lo odiaba. Lamentaba no haber llegado a tiempo para rescatar a su hija y saboteaba en todo lo posible el poder de este subnormal archipoderoso.

Para mi octavo cumpleaños mi abuelo me regaló un equipo de audio de altísimo volumen y bajísima fidelidad. Luego entendí que era un castigo indirecto al yerno. Cuando lo usaba, los golpes en la puerta empataban los decibeles de los mega parlantes y eso lo ponía aún más furioso y frustrado.

Con mi madre casi no hablábamos pero igualmente nos entendíamos. Compartíamos un dolor que las palabras ya no calmaban.

Una noche de verano, luego de vaciar la quinta botella de cerveza, lo mirábamos comer un pollo usando las manos, que junto con la cara, estaban totalmente brillantes por la grasa.

El ruido a moledora se interrumpió y sus ojos empezaron a desorbitarse. Del color púrpura habitual pasó al bordó y con ella empezamos a comprender que se había atorado con un hueso. Nos volvimos a mirar y secretamente pensamos que nuestros ruegos habían sido escuchados. María Auxiliadora nos estaba auxiliando y para ayudarla, no lo auxiliaríamos.

No importa mucho cómo llegué a trabajar como fornicador de hombres maduros en el Parque Batlle, porque lo que quiero recordar es que un día me contrató un veterano que se parecía mucho a aquel elefante marino del cual nos liberamos. Como la mayoría, me pidió que lo penetrara lentamente, esperando la dilatación de su ano, pero un impulso salvaje me ordenó un envión que le provocó un alarido desgarrado.

Quizá para mí fue el audio que le faltó a aquella escena de triunfo milagroso.

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lunes, 5 de septiembre de 2011

¿Qué es el deseo?

Como me lo temía, el miércoles pasado no pude pegar un ojo preocupado por saber qué es realmente del deseo.

A las dos de la mañana me fui para el boliche donde recalo a diario (Bar mixto El Crujido – Carreras Nacionales esquina Emilio Zola), y con los que quedaban a esa hora, propuse el tema.

Como me conocen, me dejaron hacer el acta.

El asunto es así: El ser humano padece una prematuridad que se parece mucho a un retardo mental y que en cualquier otra especie sería calificado de teratológico.

Lo perfecto sería tener un instinto completo como tiene todo el mundo (animal).

La desesperación por no haber nacido sabiendo y tener que aprender todo desde cero, con una dependencia casi total que dura años (2, 10, 29, 56, etc. según los casos), provoca un desarrollo compensatorio (“La naturaleza aprieta pero no ahorca”) de algunas destrezas: inteligencia, envidia, celos, amor/odio, motricidad fina, psiquis, bipedismo.

Tengo que agregar aparte la otra destreza, a pedido de su autora, la Gladys. Ella dijo:

— A ver ustedes que saben tanto, ¿saben por qué los animales no hablan? (silencio expectante) — ¡Fácil! Porque no lo necesitan. (silencio admirativo).

Esta iluminación de la Gladys destrabó la neurona del Cacho Gómez, quien agregó resuelto:

—‘Ta clavado: El deseo es la diferencia que hay entre el instinto y la taradez humana. (silencio sublime).

El Gordo Calvo (que justamente es pelado ... lo que son las cosas!) redondeó:

— ¡‘Tonces los neuróticos reniegan de satisfacer el deseo porque no asumen que envidian a los animales!

— Clarito dijo Camejo —agregó el del kiosco que generalmente no entiende nada.

Yo me quedé con la sensación de que habíamos avanzado bastante en un tema tan escarpado. Además, me pude dormir un rato (ahí mismo, claro).

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sábado, 6 de agosto de 2011

El Pocho Támesis

El Pocho Támesis es una año mayor que yo y habla de envidia buena y envidia mala.

Es un tipo oscuro, opaco, pero no misterioso porque este adjetivo podría ser interpretado por el lector como positivo y yo lo que pretendo es que usted termine odiándolo, porque siempre ha sido un problema para mí y por eso no me canso de combatirlo.

Desde hace años que de una u otra forma hago propaganda en su contra.

Él es de esas personas a quienes las cosas siempre le han rodado bien. Ha tenido la suerte de su lado desde muy pequeño. Se sabe, por ejemplo, que el padre le hacía muy lindos regalos cuando padecía las clásicas enfermedades de la infancia. ¡Así cualquiera se enferma!

El padre era un tipo muy frío, antipático y hasta podría decirse grosero. Sin embargo era cariñoso con el Pocho enfermo.

También fue generoso con el Pocho sano porque fue al único hijo que le permitió seguir estudiando sin trabajar hasta mucho después de recibirse de agrimensor.

El Pocho dice que él tiene envidia buena porque desea poseer los méritos de los demás y dice que yo tengo envidia mala porque deseo tener los bienes de los demás sin dar nada a cambio.

Lo que nunca dice —porque no le conviene— es que las cosas están mal repartidas y que él ha tenido la suerte de tener un título que le abre muchas puertas.

No es justo —y esto se lo discutiré hasta el cansancio— que algunos tengan todo y otros no tengamos nada.

Yo no les pedí a mis padres para nacer, así que me parece que ellos deberían darme todo lo que necesite sin que yo tenga que andar haciendo méritos. ¡Como si ser padre no fuera suficiente premio para ellos! ... y si no pregúntenle a los que no pueden tener hijos.

Fui yo quien le puso Pocho cuando me enteré que en España significa «podrido» y también le puse Támesis porque se jacta de hablar un inglés mejor que cualquier nativo. ¡Once años de Anglo tiene! Se fumó hasta los postgrados en Inglaterra. ¿Y todo eso para qué? Sólo para sobresalir y lograr que otros sientan «envidia buena» hacia él. ¡Un verdadero presumido insoportable!

Nunca oculto mi espíritu justiciero en cuanto al reparto igualitario de la riqueza. Él se llena la boca retrucándome que las que tienen que estar bien repartidas son las oportunidades y que después cada uno haga lo que quiera y pueda. ¡Es fácil decirlo para quien tuvo todas las oportunidades posibles!

Yo discuto con la madre porque ella lo defiende. Pero, claro, es la madre. ¡Pero por algo ella se divorció del padre, ahora vive conmigo y está bancando todos los gastos!

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martes, 12 de julio de 2011

Al compás del swing

El — (Con voz de dormido) Hooolaa …
Ella — (Rezongando dulcemente) ¿Todavía estabas durmiendo? ¡Mirá que son las diez y media de la madrugada!
El — (Malhumorado) ¿Por qué me rompés las pelotas?
Ella — (Sin alterarse) ¿Por qué me hablás así?
El — (De mala gana) No sé, con las mujeres y los trolos me pongo grosero. Además justo estaba soñando que Peñarol ganaba la Copa América.
Ella — (Novelera) Viste que al final se supo por qué se va Ence (1) de Uruguay ...
El — (Curioso) ¿Por qué se va?
Ella — (Muy divertida) Porque Peñarol se compró todos los troncos.
El — (Haciéndose el enojado) ¡Ves que sos una mierda?
Ella — (Maternal y alegre) ¡Arriba ese ánimo botijita que te tengo buenas noticias!
El — (Curioso) ¿Cuáles son?
Ella — (En tono de complicidad) Miguel te dio el O.K.
El — (Alarmado) ¡Pará! ¡Pará! ¡Pará! ¿Cómo que me dio el O.K. si no me conoce?
Ella — (Misteriosa) Ayer te observó cuando salías del laburo.
El — (Muy seguro de sí) ¡Si nunca me vio la cara! ¿Cómo supo quién era yo?
Ella — (Con picardía) Porque eras el único con mochila de colores verde y amarillo que se ve a dos cuadras...
El — (Furioso, casi gritando) ¡Sos una manipuladora de porquería! ¿Para eso me insististe tanto en prestármela?
Ella — (Con suficiencia) Ah, yo tengo un amigo que siempre me dice que «el fin justifica los medios» ...
El — (Desconsolado) ¡No podés ser tan basura! ¿Y que edad tiene ese Miguel?
Ella — (Concisa) Veinte redonditos ... Él es todo redondito; recién importado del Subterráneo Magallanes (2)...
El — (Reivindicativo) ¡Ah, no, ni en pedo! ¡Al lado mío es un guacho! ¡No me sirve!
Ella — (Condescendiente) Al lado mío también, pero es súper divertido. ¡Es un tipazo!
El — (Menos reivindicativo) No, No. ¡Me voy a sentir como un subnormal! ¿Por qué no la invitamos a Noelia Campo (3) también ... a ver si te la bancás?
Ella — («Canchera») Pero si usted el único defecto que tiene es Peñarol. ¡Quédese tranquilo! ¡Hágale caso a mamá, que sabe de esto! ¡Animate bombonazo que la vida es corta y en cualquier momento nos vemos entubados, pero en un CTI!
El — (Dubitativo) La diferencia de edad es una grues, una grosería.
Ella — (Exultante) ¡Bingo! Descubrimos por qué solés decirle groserías a las mujeres y a los trolos.
El — (Con tono de locutor deportivo) Bueno, ahora tenemos los comentarios de Melanie Klein (4) ...
Ella — (En tono académico) El lapsus de “grues” por “grosería” significa, sin posibilidad de error, y conociéndote como paciente de años, que, al igual que todos los de tu especie, sueñan con tener un pene bien grueso para que las mujeres sientan un poco de dolor al ser penetradas. Los que se amargan por no tener ese trabuco, entonces dicen grueserías imaginando que le provocan un poco de dolor en el oído a la hembra (en tono concluyente) ... y con esto ya te estoy diciendo que con el pendejo la vamos a pasar re-bomba. ¿Arreglo para mañana a las diez?
El — (Claudicante) Bueno, está bien.

(1) Empresa multinacional dedicada al procesamiento de pasta de madera.

(2) Local del Montevideo nocturno de strip tease masculino para damas.

(3) Noelia Campo: joven y atractiva periodista uruguaya.

(4) Famosa psicoanalista inglesa (ya fallecida).

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sábado, 11 de junio de 2011

¡Viva Ptolomeo!

El hombre, un dios cuando sueña
Y apenas un mendigo cuando piensa.

Friedrich Hölderlin

Tengo muchos motivos para defender la mentira.

El otro día leía algo dicho por Jorge Luis Borges donde él, —en un reportaje— recordaba: “Chuang Tzu soñó que era una mariposa, y no sabía, al despertar, si era un hombre que había soñado ser una mariposa o si era una mariposa que ahora soñaba ser un hombre”.

Cuando estudiaba periodismo en Barcelona recuerdo que el profesor más querido por lo alumnos y más odiado por el rector, siempre nos decía: «Nunca permitan que la verdad les vaya a estropear una buena historia».

Años estuve repitiendo uno de esos sueños de los cuales da lástima despertarse: yo era capaz de volar, levitar, de dar saltos pudiendo decidir cuándo y dónde caer. Esos momentos de mi existencia siguen siendo verdaderos hitos de placer y felicidad.

La mentira tiene muy mala fama porque todo lo placentero también la tiene. Los humanos aún no hemos encontrado la forma de convivir sin excluir el goce. Parece que para convivir hay que padecer. Como dijo Néstor Kirschner hace poco: «Nosotros (refiriéndose a su gobierno) hacemos una sola cosa bien: el mal».

¿Cuántos de ustedes no guardan rencor hacia quien les anunció la verdad sobre Papá Noel y los Reyes Magos? ¿No surgirá de esta experiencia insoportable todo intento de matar al mensajero? Muchas veces me oigo decir: «Yo no soy vengativo, pero tengo memoria», con lo cual me quedo tranquilo porque deploraría ser coherente en este tipo de cosas.

Cuando Oscar Wilde decía: "Si uno dice la verdad, tarde o temprano será descubierto", estaba usando su cerebro como un sofisticado alambique, porque efectivamente, hay que ser muy ruin, mezquino y cobarde como para decir una verdad sin tener móviles inconfesables y vergonzosos.

Cuando el oncólogo le dice a su paciente que «¡Esto lo curamos de raíz!» está haciendo una obra mucho más humanitaria que Serpaj, porque él sabe que está convirtiendo una verdad relativa en absoluta ... para ayudar a su paciente.

Y no quiero perderme en matices semánticos del tipo: «Blanca nieve y los siete enanitos» es una ficción, mientras que «Irak posee armas de destrucción masiva» es una mentira, porque a la postre todo es lo mismo. La realidad existe pero está fuera de nuestro alcance. Lo más que podemos registrar es nuestra realidad psíquica que reacciona ante estímulos que no podemos conocer. Es como si detrás de un espejo pasaran mil cosas pero nosotros vemos nuestra imagen y lo que nos rodea. Esa realidad psíquica opera según el principio de placer y se parece más a un sueño que a una percepción.

Pero acá entra el inevitable temor a la muerte y su contrapeso infaltable: la estrategia para evitarla, con lo cual fabricamos grandes mentiras o ficciones o como ustedes quieran llamarlo, para suponer que podemos gobernar nuestra existencia, ... como si una hoja que vuela alocada en un torbellino pensara que está haciendo acrobacia aérea. ¡Digan la verdad! ¡Qué espectáculo fascinante es ver cómo un niño pequeño imagina estar manejando el ómnibus ... junto a su mamá que va pensando qué preparará de cena cuando llegue...!

Es jactancioso defender la verdad. Primero, porque implica suponer que se puede acceder a ella; segundo, porque procura hacer creer que uno la toleraría de buen grado; tercero, porque se hace el que desprecia la riqueza material (¿o ustedes conocen a alguien que se enriqueció siendo sincero?); cuarto, porque imagina que lo querrán por su linda cara, a pesar de semejante vicio pestilente.

Más allá de lo que molestan ... (porque se sienten dueños de la verdad), los ecologistas tienen una cierta lógica. Para poder establecer un buen equilibrio ecológico, tenemos que copiar a la naturaleza: si los sueños están ahí para conservar la salud de quien los sueña, no estaría mal decirle al ser amado lo que él quiere escuchar, más que envenenarlo con verdades tóxicas... aunque la esté pidiendo por masoquista o despistado.

De hecho el marketing es lo que hace: Averigua qué quiere el cliente, luego se lo da, automáticamente éste abre la manito, suelta lo billetes que caen en el bolsillo del que estudió marketing con lo cual el circuito recomienza.

¿Alguna vez se preguntaron por qué el rumor llega antes y es más creíble? Las verdades siempre llegan tarde, por lo tanto son indeseables o ineficientes. Fíjense un ejemplo tomado al azar: hace quinientos años casi lo matan a Copérnico por decir que la tierra gira al rededor del sol y no éste alrededor de la tierra. ¿Qué sucede cinco siglos después? «A ver niños, repitan conmigo: El Sol SALE por el este y SE PONE por el oeste. ¿Entendieron, no?».

La ficción toma dimensiones planetarias cuando hablamos del fenómeno religioso. Fíjense que... ¡Ah!¡Me están llamando para cenar! ¿Después seguimos?

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domingo, 8 de mayo de 2011

¡Quién las entiende!

Sí, realmente fue apasionante. Recuerdo que vi una película que me dio las claves de cómo conquistar a una dama y enseguida puse manos a la obra. El galán era alto, muy vistoso para mi gusto pero terriblemente seductor para mi hermana, quien, sin ella saberlo, me orientaba con sus suspiros e interjecciones sobre lo que es lindo para una mujer. Este galán era muy pobre y coincidió en los 90 minutos que duró la película que, después de haberse recibido de médico y ganado por méritos un puesto de director en el hospital del su ciudad, logró que la chica de sus sueños, primero aceptara ir con él a un baile y que terminaran casándose sobre el minuto 86. Fue por eso que hice la carrera de medicina en forma meteórica y que me postulé a cuanto puesto de dirección se me cruzó en mi carrera profesional. De otra película igualmente obtuve muy valiosa información porque el muchacho era pobre como yo, pero su denodado esfuerzo lo llevó a disponer de una fortuna considerable. Pudo comprarse una magnífica casa, un auto convertible —rojo, por supuesto—. Coincidió con estos logros que la muchacha más hermosa y esquiva del condado le devolvió una de sus anhelantes miradas, lográndose sobre el final de la película una preciosa relación en la que él se mostraba muy feliz. Fue por eso que yo me metí en cuanto negocio pude para salir de la mediocridad económica y hoy dispongo de un capital muchas veces superior al de mis colegas.

— Y hoy, a pocos días de cumplir 40 años de casado, que se lo ve tan feliz con su familia y su imperio económico ¿cómo fue que conquistó a su esposa?

— Ella dice que le fascina el olor de mi cuello.

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martes, 5 de abril de 2011

¡Qué pocos accidentes!

¡Ese patrullero que va ahí adelante haciendo zig-zag es un peligro!¿Cómo será chocar con un auto de la policía? No tienen un cartelito que diga: «¿Cómo manejo? Teléfono 911»¿Harán como los taximetristas que en pocos segundos aparecen de todos lados para testificar a favor del compañero? Quizá no necesiten tanto: simplemente me dirán «La culpa la tiene usted» y a otra cosa. Tendré que pagar mis daños y los de él. El día que me apretó un 164 contra la vereda tuve que hacer infinitas gestiones durante 8 meses para poder cobrarle a CUTCSA el abollón que me hizo. Yo me hago el cancherito porque alguien me avivó de que «los reyes son los padres» pero ¿de cuántas otras ilusiones no me avivaron? ¡Pah! ¡Dio vuelta en el semáforo sin darle prioridad al peatón! ¡Qué animal! ¡Va a matar a alguien! Esa es otra ilusión. ¿Cuántas veces crucé caminando con la verde sin mirar para los costados? Las luces están cambiando permanentemente. Si me llegan a pisar no tendré ninguna evidencia como para reclamar. ¡Estoy regalado! Todos los informativistas estaban alarmados porque murieron 12 personas en la semana de turismo. Más bien deberían estar azorados de que no fueran mil doscientos o doce mil. ¡Qué pesado que está el tránsito a esta hora! ¿O será que yo salí tarde y estoy apurado? ¡Qué cierto es aquello de que la duración de cinco minutos depende de qué lado de la puerta del baño uno esté!

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viernes, 25 de febrero de 2011

Antes y después de las pasas de uva

— Sabés que hoy estuve hablando con Jorge Gutiérrez, el funcionario del Banco.

— ¿Quién es que no me acuerdo?

— Aquél que me consultó porque descubrió que el hijo tenía un novio y no podía ...

— ¿... el que se puso a discutir a los gritos con la mujer dentro del consultorio?

— Ese mismo.

— Ah, sí, ya me acuerdo: el padre del trolo.

— Bueno, si, ese mismo. Me dijo que el sábado pasado se reunió con dos compañeros más porque el informe que hice para la consultora se filtró y están con una bronca impresionante contra mí.

— ¿Y que tiene ese informe para que se calienten tanto? Pasame la sal.

— La Smith & Sons me pidió una descripción de la cultura institucional con miras a diseñar el modelo de implantación de la reestructura que empieza en un par de meses.

— ¿Y qué tiene de raro la cultura para que haya problema?

— ¿Hay más Coca en la heladera?

— Pará que te la alcanzo yo que estoy más cerca.

— Son empleados públicos inamovibles y del sistema financiero, o sea que piensan como bebotes consentidos de una familia rica.

— ¿Y vos pusiste eso en el informe?

— ¡Qué rico te quedó el pastel de papa! ¿Le pusiste pasas de uva? Todavía no encontré ninguna. No, hice un detalle pormenorizado de las creencias, las costumbres, los supuestos derechos y obligaciones con los que se manejan.

— ¡Comé más despacio que te va a hacer mal! ¿Pero qué pusiste que los preocupa tanto?

— Mirá son sesenta y ocho páginas con letra chica. Por ejemplo, cuando un jefe da una orden desagradable, es común que el funcionario se enferme y que el médico le conceda una generosa licencia; el sistema de ascensos es por antigüedad, o sea que cualquiera puede llegar a gerente excepto que se muera antes de jubilarse; es normal que los clientes hagan regalos pero a nadie se le ocurre pensar que eso es un soborno o una coima, y así una pila de cosas más.

— ¿Y la reestructura para qué es?

— Para que tengas una idea, cuando Estados Unidos empezó la guerra de Vietnam, Smith & sons se encargó de todos los aspectos logísticos porque suscribió un contrato con el Pentágono. Como te imaginarás, son unos muchachos macanudos. ¡Encontré dos pasas de uva! Te quedó riquísimo ¿ya te lo dije? Al presidente se le antojó que las empresas públicas tienen que ser rentables y los números del Banco hace años que no cierran.

— ¿Entonces que pasa con la loreada que te trajo el padre del puto?

— ¡Yo que sé! Capaz que no pasa nada o capaz que se me recomplica, porque el contrato renovable que firmé con Smith & Sons por un año es para asesorar en el tema recursos humanos. Mi tarea implica tratar directamente con algunos funcionarios. Si se me ponen en contra, estoy frito.

— Está por empezar Verdad consecuencia. ¿Lo vas a mirar conmigo?

— Mirá, la verdad que como no sé que consecuencia puede tener esa bronca de los bancarios, no estoy en Fabián Vena para romperme la cabeza con argumentos tan complicados. Voy a llamar al azteca que dirige el Proyecto-Banco para ver si logra tranquilizarme …o ponerme más nervioso.

(El la abraza. Ella se acurruca.)

— Por lo menos lo estás tomando con buen humor ...

— Desde que usás alcaloides Monte Cúdine desvío las balas con una paleta de ping-pong. Además esas dos pasas de uva, me cambiaron la vida. Andá no más que en un rato me sumo a la teleplatea. (La besa.)


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jueves, 27 de enero de 2011

La ñata contra el muro

Sólo te exijo al detalle
motivos para vivir.
Angustias con que morir
me las encuentro en la calle.

Manuel Mejía Vallejo
(Poeta colombiano)


Cuando vuelva mi mamá de Montevideo, me voy al Club Social a lucir el pantalón, la camisa y los zapatos que le pedí.

Pero claro, mis padres siempre me están repitiendo que no tienen plata, que yo pido demasiado, que no tengo que pensar que puedo llevar el tren de vida que tienen otros, que tienen estancia y que siempre fueron ricos.

Yo no les pido casi nada porque la lista de cosas que necesito es mucho más larga y sin embargo sólo les pedí que me compraran esa ropa porque la que tengo está muy fea y todos me la conocen.

Nunca les digo todos los discos que tengo que comprar, uso el champú de ellos que es cualquier cosa, mi papá me presta ese perfume de viejo que usa él, a los cigarros los tengo que cuidar y casi que no puedo convidar como hacen Miguel y Sergio.

Si, ya lo sé, ellos tienen campo y hasta van al liceo en ciclomotor y yo vivo reparando las ruedas de la bicicleta de tan gastadas que tiene las cubiertas.

También es cierto que mis padres no se compran nada.

Bueno, en realidad mi papá sí se compra unas cuantas pilchas (como le dice él), pero nos asegura que sólo gasta la plata extra que logra jugando al gofo en el boliche, porque parece que vienen unos giles con plata a los que no les molesta perder.

¡Por qué no habré nacido en Estados Unidos! Todos andan en auto y cuando prenden un cigarrillo, igual lo apagan en la segunda pitada ...

La hija del comisario también se la gasta toda. Mi madre me dice que el padre está metido en cuanto chanchullo hay en el pueblo, pero lo cierto es que Martita tiene casi todos los discos que yo solo tengo en una listita de papel.

Además Clarita sé que espera que yo le haga regalos porque se junta con las otras y se comentan los regalos que reciben de sus novios y ella, pobre, a veces miente pero tampoco puede mentir mucho porque las amigas son desconfiadas y le piden que les muestre.

Yo no sé, mi madre parece que no entiende nada, porque yo le digo que necesito plata para mis gastos y no le puedo estar diciendo en qué tengo que gastar porque creo que se burlaría de mí.

Mi padre tampoco colabora mucho, porque si es cierto que gana tanto y cuanto con los giles del gofo, podría habilitarme un poco más. Ya le metí el verso de que tengo que ir al quilombo y el loco nada. Si le llego a decir que es para hacerle un regalo a Clarita, seguro que se me caga de la risa.

Todo esto es una porquería. La verdad que no sé que estoy haciendo acá. ¿Algún día se terminará esta vida de mierda? Me siento como un gusano. Hoy no tengo ni para comprar un cigarro suelto.

Si algún día tengo hijos, no los voy a tratar como me tratan a mí. Siempre me dicen que no debería quejarme, que tengo casa, comida caliente, una cama limpia, unos padres que me quieren. ¡Ay, qué afortunado me siento con toda esa basura! Estos se deben pensar que yo soy tarado.

¿Cómo será suicidarse?

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