jueves, 6 de junio de 2013

Swinger si, incestuoso no.



Una tarde de verano con mucha lluvia estábamos encerrados en nuestra casa del Balneario Las Gaviotas y no tuvimos mejor cosa que hacer que jugar al juego de la verdad.

No estoy seguro pero creo que el único que estaba a disgusto con esta propuesta era yo, pero no dije nada porque me sentía en minoría y porque estábamos tan aburridos que en cualquier momento se produciría algún estallido de malhumor de consecuencias irreversibles.

Fue gracias a este cruel juego de salón que terminé de entender qué es un dilema. En determinado momento a alguien se le ocurrió preguntarle a mi madre: Si estás en un naufragio y sólo podés salvar a uno solo de tus hijos, ¿a cuál salvarías, a Miguel o a Rosana?

Ahí se terminó el juego porque mi madre se puso muy nerviosa, casi gritando amonestó al de la pregunta y terminamos jugando al fútbol en la calle y bajo agua.

Prefiero no considerar que ella tenía una respuesta para dar porque para mí que siempre prefirió a mi hermana por ser más compradora que yo, sin embargo me quedó como moraleja que existen alternativas que no son opcionales y que su resolución sólo se logra a costa de algún renunciamiento.

Rosana se terminó casando con un egipcio con quien se fue a vivir a Panamá y ahí nos quedamos mi mamá y yo viviendo en aquel caserón del barrio La Providencia.

El dilema se me planteó cuando quisimos vivir juntos con mi novia. ¿Nos íbamos a vivir  dejando sola a mi madre o nos acomodábamos en alguna parte de la casa para vivir todos juntos?

A pesar de no ser su hijo preferido opté por la solución más humanitaria hasta que las conversaciones íntimas con mi novia tuvieron que tocar el espinoso tema de que nuestra convivencia había entrado en una escalada de inconvenientes, malestares, agresiones, peleas, gritos, portazos, mutismos y hasta algún empujón inconcebible.

Imaginando aquel frustrado juego de la verdad, la pregunta inconveniente ahora habría sido: Si quieres formar una familia con tu novia, ¿dejarías a tu madre sola viviendo en un caserón lleno de recuerdos?

Mi respuesta ahora que sé lo que es convivir entre los tres es un categórico: SÍ.