martes, 5 de abril de 2011

¡Qué pocos accidentes!

¡Ese patrullero que va ahí adelante haciendo zig-zag es un peligro!¿Cómo será chocar con un auto de la policía? No tienen un cartelito que diga: «¿Cómo manejo? Teléfono 911»¿Harán como los taximetristas que en pocos segundos aparecen de todos lados para testificar a favor del compañero? Quizá no necesiten tanto: simplemente me dirán «La culpa la tiene usted» y a otra cosa. Tendré que pagar mis daños y los de él. El día que me apretó un 164 contra la vereda tuve que hacer infinitas gestiones durante 8 meses para poder cobrarle a CUTCSA el abollón que me hizo. Yo me hago el cancherito porque alguien me avivó de que «los reyes son los padres» pero ¿de cuántas otras ilusiones no me avivaron? ¡Pah! ¡Dio vuelta en el semáforo sin darle prioridad al peatón! ¡Qué animal! ¡Va a matar a alguien! Esa es otra ilusión. ¿Cuántas veces crucé caminando con la verde sin mirar para los costados? Las luces están cambiando permanentemente. Si me llegan a pisar no tendré ninguna evidencia como para reclamar. ¡Estoy regalado! Todos los informativistas estaban alarmados porque murieron 12 personas en la semana de turismo. Más bien deberían estar azorados de que no fueran mil doscientos o doce mil. ¡Qué pesado que está el tránsito a esta hora! ¿O será que yo salí tarde y estoy apurado? ¡Qué cierto es aquello de que la duración de cinco minutos depende de qué lado de la puerta del baño uno esté!

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