Cuando
el presidente designó a Pedro Gants como Jefe de Policía, nadie lo podía creer
porque Pedro era famoso por su psicopatía querulante, (En psiquiatría,
[delirio] que está orientado a la reparación de las injusticias o perjuicios
que, de manera injustificada, una persona cree haber sufrido.) resistente a cualquier tratamiento
psiquiátrico.
Sin
embargo, el asunto comenzó a aclararse cuando fue secuestrada la amante de la
mujer más rica del país. Los periodistas se agolparon en el despacho de Pedro y
todos salieron llenos de información muy atractiva para los amantes de la
crónica roja.
Dos
días después de publicadas las múltiples versiones del secuestro y de las
pistas confesadas “como favor especial”, el hampa se agitó de tal manera que la
secuestrada apareció sana y salva, pero los delincuentes se mataron entre
ellos, mentalmente descompensados por las historias difundidas por Pedro Gants
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