lunes, 27 de enero de 2014

Genealogía manual

Mi madre se suicidó con un revólver luego de reiteradas advertencias, publicaciones, sugerencias e intentos fallidos.

Me hizo tanto daño vivir durante años esperando una mala noticia que al final no hacía más que desearla porque era peor la amenaza que la concreción.

Si me guío por lo que decía, su vida no tenía razón de ser porque su padre y su hermano la menospreciaban de una forma demasiado agresiva. No así a las otras tres hermanas.

Cuando se alteraba por alguna contrariedad, se enfurecía y su cuerpo se sacudía con movimientos espasmódicos y contracciones faciales llamativas e impresionantes.

Yo tenía terror de portarme mal y para peor no sabía qué era portarse mal porque muchas veces quedé perplejo de que algo tan inocente como explotar una bolsa de papel inflada pudiera ser la causa de un escándalo fenomenal de su parte.

Mi padre era un hombre seductor y elegante. Yo miraba cómo lo miraban otras mujeres cuando mi mamá no estaba y deducía que lo invitaban a que se aproximara y que las tocara.

Una vez entré a la cocina donde estaban mis padres y vi cómo él le tocaba los glúteos. Mi madre se sacudió con movimientos espasmódicos, hizo contracciones faciales llamativas e impresionantes, aunque de lujuria.

Reiteradas veces me perturba dudar si él será mi padre, pero todo esto lo recordé porque acabo de mirarme las manos y, para mi tranquilidad, una vez más constaté que son idénticas a las que tocaron aquellos glúteos.




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