domingo, 10 de mayo de 2015

Sueños minuciosos



Por lo que he visto en la tele, mi vida ha sido bastante normal, aunque la gente que me rodea parece tenerme lástima.

El hecho es que mi madre me tuvo siendo soltera (hay miles de novelas donde pasa eso), pero cuando yo tenía 6 año me enfermé de poliomielitis. Esta es una enfermedad que produce parálisis —en mi caso de las piernas— y también hay muchas historias de paralíticos en sillas de ruedas.

Se ve que ella no me pudo mantener y cuando yo tendría unos 9 años me recibieron en la casa de los padres de ella. Al poco tiempo dejé de verla y me contaron que se había ido a probar suerte en otro país.

Veía muchas películas en la que los chicos de mi edad iban a la escuela y hacían deberes pero a mi nunca me molestaron con esas cosas.

Lo que realmente me molestaba —debo reconocerlo— era que mi abuelo (bastante más joven que mi abuela), soñaba todas las noches y como parece normal, cuando contaba lo que había soñado, se acordaba de algunas partes y de otras no.

Pues cuando empezaba a contar esas narraciones sin pie ni cabeza, mi abuela, como para demostrarle que se interesaba por esos disparates, le preguntaba y le preguntaba miles de detalles y eso duraba hasta cerca de la una de la tarde que era cuando almorzábamos. Después dormíamos la siesta.

Felizmente, mi abuelo no soñaba en la siesta.

Un día murió mi abuela y se terminó el suplicio matutino.

Habrían pasado quizá 15 días cuando siento que mi abuelo grita y habla solo en una habitación donde ella tenía un santuario lleno de imágenes, estatuas, lirios, candelabros y olores increíbles.

Ese ruido no me molestó porque justo yo estaba mirando una escena de combate donde no hablaba nadie y en eso sale mi abuelo de la habitación abrazando una bolsa enorme llena de euros arrugados.

Cuando logró calmarse me contó la increíble historia de que la abuela había descubierto que en sus sueños estaban los números de la lotería diaria y que ganaba millones con eso.

Como por la tele no he visto una historia como esta, no sé qué pensar.


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